domingo, 15 de marzo de 2009

Quito vibró con el ritmo de las cuerdas de Santana


El legendario guitarrista Carlos Santana llegó a Quito en la tarde del viernes para dar un concierto en el Coliseo General Rumiñahui.
A las 20:00 del sábado, el grupo Prime Ministers, de Guayaquil, abrió el espectáculo, con clásicos del rock.
La banda también interpretó temas en inglés de su creación. Agradecieron a la empresa organizadora, a Carlos Santana y al público por haber podido tocar en este show.
Minutos después, las luces del escenario se apagaron y en la pantalla central se proyectó información sobre la fundación Milagro, de Santana, que trabaja por la niñez y la mujer. La proyección finalizó con una frase célebre del guitarrista “Algún día no habrá ni fronteras, ni límites ni países. El único pasaporte será el corazón”.
A pesar de que eran ya las 20:48, el público seguía llegando hasta el coliseo. En ese momento, las luces del lugar se apagaron por completo, el sonido de una guitarra y el grito del público iniciaron el show.
El inicio del concierto estuvo marcado por el ritmo acelerado y vibrante de la percusión e imágenes de Santana en los primeros años de su carrera mientras realizaba potentes descargas con su guitarra. El público bailó desde el primer instante.
Con la compañía del sonido del saxo y el teclado, la efusividad del inicio cambió por un ambiente más sereno. La guitarra de Santana motivó brotes de romance entre los asistentes, aunque paulatinamente, el ritmo se volvió a encender.
El trompetista interpretó un aplaudido solo, con un escenario iluminado en tonos verdes y azules. "Sentimos un placer, un encanto, una maravilla al estar aquí en el centro del mundo. Sentimos un espíritu muy fuerte, muy puro, ofrecemos el corazón a ustedes y a Dios", dijo Santana antes de dedicar a "la parte femenina de Dios" el tema “María María”.
El trombón y la trompeta que hasta hace poco habían servido para un ambiente tranquilo, hace unos minutos pusieron a bailar y a saltar a la gente a un ritmo caribeño. Carlos Santana tocaba su guitarra mientras pedía a los novios dar un beso a sus novias.
Con el estribillo “África en América”, Santana y su banda volvieron a encender al público con un contagioso ritmo marcado sobre todo por la percusión, mientras en las tres pantallas se intercalaban imágenes del escenario y de mujeres africanas en actividades cotidianas.
“Black magic woman”, “Oye cómo va” y “Smooth” fueron coreadas por un público heterogéneo. Estos grandes éxitos de Santana sonaron como una ráfaga que fue premiada con el acompañamiento y la ovación del público.
A las 22:50 la banda abandonó el escenario, pero por pedido del público volvió para interpretar el tema “Corazón espinado”, que Santana grabó con Maná.
A las 23:07, Santana se despidió definitivamente. El público abandonó el escenario poco a poco, con la emoción de la fiesta vivida al son de una leyenda latina llamada Santana

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